Chico Xavier tenía el don de la psicografía mecánica, en la cual el espíritu controla la mano del médium y, por consiguiente, impone sus palabras y caligrafía. Ese tipo de mediumnidad es bastante rara ya que la gran mayoría de los médiums se basan en la psicografía intuitiva.

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Esa técnica más común, utilizada en las obras El círculo, Espejos y Tres segundos, es denominada “psicografía intuitiva”, porque el médium capta el flujo mental, el pensamiento central del espíritu y lo expresa con sus propios recursos, tanto con relación a la terminología como a la forma. Para los médiums, la principal dificultad de ese tipo de psicografia es discernir qué pensamiento es suyo y cuál tiene su origen en la mente del espíritu comunicante, para tratar de ser lo más fidedigno posible.

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Existen varios relatos de escritores, pintores, músicos, que comentan que al final de un cuento o de una obra tienen vergüenza en firmarla porque sienten que les ha sido dictada o que no alcanzan a reconocerlas como suyas. Los momentos de inspiración pueden ser fuertemente influenciados por los pensamientos de espíritus que trabajan a su lado sin que tengan real conciencia de ese fenómeno.